jueves, 21 de marzo de 2013

Ella vivía en un cuento de hadas


Ella vivía en un cuento de hadas, en un lugar muy lejos de nosotros, con sus pies en el suelo y la cabeza en las nubes. Se había criado rodeada de alegría y felicidad, en su castillo de sueños.

Acostumbraba a vestir con trajes blancos, el color de la pureza, pero solo algunas de las personas que la conocían mejor sabían que a escondidas, en ocasiones, vestía toda de amarillo y decoraba su espalda con unas alas de mariposa, con el sueño de que algún día pudiera volar.

Solía reírse de las nubes, cantar a la lluvia, burlarse del sol. Alegraba a la gente más  triste y hacía llorar a los más fuertes. Sabía que tiene que tener cuidado, porque una vez salía de su castillo todo se volvía amargo, ¿Pero que sabía ella? Solo quería conocer el mundo exterior, ver lo que le ocultaban, ¿Qué era tan desagradable como para ser ocultado?

Un día salió del castillo, con la intención de descubrir un mundo nuevo.

Ese día llevaba su traje amarillo a juego con las alas de mariposas y su melena del color del oro le caía por la espalda como una cascada.

Un día soleado y tranquilo, abrió la puerta de su castillo y se vio entrando en un bosque, un hermoso bosque lleno de árboles de tonos anaranjados. El suelo estaba cubierto por algunas de las hojas, que antes habían vestido las ramas de los arboles.

Comenzó a andar con paso tranquilo, mientras iba observando con autentico interés todo lo que veía.

Encontró  a una chica piel clara y grandes ojos verdes. La joven también llevaba un traje amarillo similar al suyo. Se columpiaba en un balancín hacia delante y hacia atrás, frente a un agujero grande y profundo.

Sonrió de forma dulce y angelical a la nueva turista, cual le devolvió la sonrisa.

En su camino se encontró con un encantador duende que le saco la lengua a modo de juego, también vio en unos rosales y unos tarros de cristal que dentro contenían luciérnagas. Nunca antes había visto a las luciérnagas, tomó uno de los tarros, lo abrió y dejo que el insecto volara libre, admirando su belleza.

A medida que avanzaba el camino se iba embelleciendo con flores grandes y coloridas, que impregnaban el aire de aromas embriagadores. Las flores empezaron a disminuir cuando el sendero la guió hasta un castillo. Se parecía mucho al de ella, pero este era más grande y tétrico.

No se lo pensó dos veces, entró en el castillo sin temor alguno ¿Qué podría salir mal? En su interior solo había espejos, tanto en las paredes como en el techo. Se acercó a uno de los espejos y comenzó a peinarse con los dedos sus bellos cabellos. Se quitó las alas de mariposa, le resultaba difícil andar mucho tiempo con ellas.

No se lo esperaba, no lo vio venir, ni lo imaginó, en el espejo se materializo la imagen del duende, pero esta vez no era encantador si no aterrador. Se asustó y con un grito se apartó del espejo. Se giró para apartar la vista, pero se topó con otro espejo. En aquel espejo la imagen era la de una mujer con el rostro desfigurado. Volvió a gritar, en todos los espejos se encontraba esa imagen.

Decidió huir de aquel lugar, empezó a correr por el pasillo del castillo, hasta que se encontró de nuevo en el bosque. Para su sorpresa todo se había vuelto siniestro, las flores estaban muertas, él duende se acercaba con risa malévola en sus labios, el sol se había ocultado tras las nubes. El cielo estaba completamente oscuro. Las ramas de los arboles cobraron vida y amenazantes como garras se lanzaron contra ella, con el fin de encerrarla en el castillo.

Ella comenzó a correr por el bosque, quería llegar a su castillo. Estaba muy oscuro, la oscuridad era casi solida. No se veía nada. Apartaba ramas con las manos, saltaba raíces, que intentaban aferrarse a sus pies para hacerla caer y se raspaba los brazos con los rugosos troncos de los árboles. Además de los arañazos que tenia por toda la cara debido a las ramas de los arboles, y de la sangre medio seca que le salía del labio inferior, estaba bien. Bien, excepto porque lloraba y  porque tenía miedo. Tenía miedo porque no estaba sola en ese bosque. No había visto cosa igual, aquel lugar era espantoso. Eran muchos. Oía sus voces susurrantes, detrás de ella. Pero a veces las oía delante de ella, e incluso a ambos lados. Lloraba. Corría.

Empezó a llover. Su traje amarillo, ahora manchado de barro y  sangre  empezó a empaparse. Ella comenzó a tiritar de frio.

Tropezó con  una de las raíces y cayó en un agujero profundo.

La joven de grandes ojos verdes apareció de la nada al lado del agujero, pero no hizo nada por sacarla de él. Se limito a sonreír y lanzarle sus alas de mariposa, aquellas que había dejado en el castillo.
-Esto te ocultaban.-Dijo la chica de grandes ojos verdes.-Este mundo no es lo que parece

lunes, 18 de marzo de 2013

Pedir perdón no mata,cambiar tampoco

No puede ser, se me van los días¿Donde estás?Cuando la amistad es algo muy importante en la vida de las personas.¿En serio?Mis horas pasan y veo como muchas personas se alejan, desaparecen y aunque muchas otras lleguen nuevas, tu corazón, o al menos el mio, en su gran parte está ocupado por esas personas especiales,que me han regalazo momentos geniales,y que espero que algún día tengan pensado volver. El tiempo pasa y  necesito tenerle, teneros, tenerte.
Pensar que ya  nada será igual sin la gente de siempre es bastante desagradable,no creo que las cosas sean pores,ni mejores, cuando faltan esas personas...simplemente se siente un vacío.
Gratis en esta vida no hay nada. Inlcuso las cosas que no tiene  precio,lo llevan puesto. La amistad por ejemplo. Se paga con tiempo, dedicando mucho cariño a las personas que quieres, porque es fácil desaparecer de la vida sin que nadie se de cuenta,también es fácil salir de la vida de otras personas.
Todo el mundo cambia,es algo inevitable.
A veces le damos demaciada importancias a las cosas. A veces creemos que el mundo se para, el tiempo sigue corriendo, contra los hechos y los momentos. Amores que se han ido, amigos que se olvidan y familias que no se cuidan. El mundo no se ha parado ni un momento. ¿Por qué iba a hacerlo?
Solo hay dos cosas que puedes hacer: ser feliz con lo que tienes, como eres y con lo que haces. Disfrutar de las personas que te rodean, porque no solo tienen suerte de tenerte, tú también tienes suerte de tenerlas. Aunque sigas echando de menos a alguien,si no vienen a por ti,no seas tan cerrado de mente y sal a buscarla. Tienes que seguir para delante, levantar la cabeza y sonreír al mundo que en este momento te rodea.
<<¿Te cuento un secreto?No se lo digas a nadie.
voy a pedir disculpas y a buscar lo que quiero. Voy a intentarlo de nuevo>>







Si algo me enseñó la vida es que no hay que rendirse. Que a grandes objetivos, grandes llantos.
Caeras constantemente. Llorarás demasiado y te arrastrarás. Sufrirás como nunca. Intentarás rendirte, a veces te plantearás muchas cosas que nunca antes te habías planeado. Dejarar todo será tu primera opción,pero no la correcta. Pero mira, lo maravilloso es doloroso. Si te rindes¿Qué sentido habrá tenido tenerlo ahí durante tanto tiempo?
Y os lo digo yo,que me he caido incontables veces,que he aprendido a reír entre lágrimas.
A llegado la hora de disculparse y ir a por lo que quiero. Me disculpo a aquella persona que puede que allá confundido cientos de veces,incluso causado un dolor de cabeza tras otro,a esa persoona que perdona y he perdonado muchas veces. ¿Qué pasa si lo hago una vez más?Este año quiero crecer como persona y creo que empiezo a hacerlo,voy cambiando,poco a poco.
¿Eh,Vi,me perdonas?Es hora de enterrar el hacha. Aunque nada vuelva a ser como antes,por hacerle lla vida a otros mas sencilla.


sábado, 2 de marzo de 2013

El ángel de la Soledad


En estos tiempos no creo mucho en la amistad, me parece una canción tan lejana, extraña, o quizás yo soy el ajeno. No sé que es un amigo, tenerlo o ser uno. Creo que no he sabido sentir amistad y trasmitirla a aquellos que la necesitan, sólo me he limitado a dar lo que me piden. He dado hasta mi alma, casi mi vida, mi integridad, mi palabra. He pagado un alto precio, por hacer sentir bien a los demás, o por lo menos hacer el intento.

Mi carácter es de mil demonios, nunca mejor dicho. Lo que ha molestado a muchos y seguirá molestando. Hice lo posible para contenerlo, pero no fue suficiente.

¿Para qué me sirvió tal esfuerzo? ¿Qué consecuencias trajo? Ninguna. Sigo siendo el mismo de siempre, mis esperanzas ya son inexistentes, sigo siendo el mismo ángel de las negras que lleva en su sangre la soledad. Sigo siendo aquel al que llaman: El ángel de la soledad.

Es curioso la soledad es lo único fie y presente, en mi vida y nunca, nunca, me abandonará.

A veces el horizonte que veo todos los días, se hace invisible. A veces se hace pesado de tanto esperarlo. A veces el corazón me duele cuando recuerdo que debo seguir caminando. A veces no tiene sentido el tener que apartar mi mirada y dejar  de ver a aquellos fantasmas que antes fueron mis hermanos, aquéllos a los que llame amigos. El dolor leva dando sentido a ese giro en espiral suicida de mi mirada.

Recuerdo aquel  poema tan tonto, pero tierno. Recuerdo mis discos de vinilo. El dolor va moldeando el sentido de muchas cosas. El silencio cae sobre mi piel como la madruga.   Recuerdo la primera vez que ví al amor de mi vida, en la escuela de arte, recuerdo el viento moviendo su cabello, su sonrisa dulce. Recuerdo su mano oculta en un bolsillo de su falda y su lápiz de dibujo en la otra mano. No la conocí. No le hablé. La miraba desde lejos. Pasaron trece años para que  le dijera que la amaba, trece años para decirme a mí mismo que llego a ser lo más importante de mi vida. Recuerdo la primera vez que caminamos bajo la lluvia, tratando de meternos en un único y viejo paraguas negro, al estilo de Charles Chaplin, después de salir de un concierto de Amaral. También recuerdo a ver tocado la guitarra en su casa, mientras cantaba  Bright Eyed  Beautiful  Girl de Jeydon Wale.

Recuerdo que se había aferrado a mí, llorando en mi hombro mientras me suplicaba que no la abandonara.  Yo rogándole que me dejara ir, que no llorara, que lo hacía por su bien.  

Tras a verla dejado en su casa  herida de amor, decidí desplegar mis alas y echar a volar. Iba muy despacito, para que las estrellas no vieran mi dolor. Mientras volaba pensaba en las palabras de Lucifer: La MATARE SI NO DEJAS DE VERLA. Jamás, jamás sería capaz de perdonarle eso a mi superior.

Cuando llegue a mí  supuesto hogar, las puertas del infierno se golpeaban unas a otras, las personales y las privadas.

Actualmente me miento una y otra vez, al creer que la vida continúa, que la vida es  injusta, dolorosa y solitaria o cualquier otra de las mil y una excusas que tengo para mi dolor. La pesada costumbre de suprimir la miseria que roe lo que me sostiene aún en pie.  Se siente la sangre queriendo salir de mi cabeza, liberando recuerdos y pensamientos de mi mente. Todo es mente.  Todos los demonios o ángeles caídos, vivimos en el reino movedizo de la mente. A veces cuesta tanto quedarse quito sabiendo que la persona que amas sufre.

Soy animal nocturno, animal de madrugada y noches, que mi estirpe se fortalece en las sombras, bebe de lo innombrable, del miedo.

Dejar al ángel de alas negras más bella de todo el infierno, que duerme conmigo, desvanecerse entre los otros, alejarme de ella , ser alguien del montón ,alguien cualquiera, que no se toma en cuenta para nada. Un tío corriente. A veces no tenemos más alternativa tenemos que ser conocidos por todos , que todos sepan tu historia, tu victorias y tus derrotas.

Cuando deje a mi amor mortal, no le dije adiós. Ahora quisiera dedicarle un prolongado e impetuoso adiós.  Me imagino a mi, con mi sonrisa tímida en los labios, intentando balbucear a una mortal sin alas. No me  quedan fuerzas tan si quiera para pensar en el resto.

Tinieblas, sombras, oscuridad. Esa es mi estirpe, aquellos que me han condenado a  llenar de soledad la vida de mi amada, hasta su muerte. Nunca  encontrara  el amor, sus amigos la defraudarán constante mente, la soledad se apoderara de su vida y nada, ni nadie podrá impedirlo.

La larga ausencia de  aquellos supuestos amigos me duele, nadie contradijo a Lucifer cuando decidió imponerme tal castigo.

 Todo el dolor que he sentido se trasforma en soledad, soledad que se transmite al elegido.

Aquí estoy otra vez. En su cuarto pensando cómo le explico que todo lo que le ocurre es culpa mía, que soy un ángel  de la Soledad, un tipo que vaga por su vida esperando a que se sienta sola para aumentar esa soledad aún más. Que soy un ser miserable y asqueroso, que solo espera a su dolor.

Pero no siempre fue así, no siempre fui el ángel de la soledad más  conocido. Antes fui : El ángel de la Felicidad. Qué antes mis alas eran del blanco más puro, que el dolor de las personas lo convertía en sonrisas, en resumen: Que no era un ser tan espantoso. Pero todos hacemos cosas mal, todos cometemos errores y el mío me ha costado caro.

Esta tan guapa cuando duerme. Desde la ventana puedo ver su pelo castaño recogido en una coleta.

-Sauw- susurro desde la cama, mientras se encogía en la cama- Vuelve.

Mi nombre junto al verbo volver me inquietan. Quiero oír más de cerca, pero no sería la correcto, simplemente serviría para aumentar su soledad, su dolor.

-¡Sauw, sin ti mesiento sumida en la soledad!

Percibo el grito en el tejado de su casa. Abandone su ventana antes.  No entiendo como a pasado esto ,pero a ocurrido. Solo puedo llorar y lamentar no a ver hecho las cosas de otro modo